jueves, 3 de noviembre de 2016

Capítulo 2……… Al Desnudo.

Me di la vuelta y por un momento rogué no haberlo hecho, me topé con unos lentes rojos y unos ojos enormes, mas al bajar la vista me di cuenta que no traía ropa. Enseguida me tape los ojos y solté un pequeño grito.

-¿Por qué no traes ropa?- Dije conmocionada.
-Porque es mi camerino, la P afuera es de Piero- Dijo con tranquilidad –Aparte estaba calentando la voz… siempre lo hago así.
-Yo… yo no lo sabía, lo siento… es que…
-¿Por qué entraste?
-Buscaba a mi hermana y a sus amigas- Decía aun con los ojos cubiertos – ¿Ya te vestiste?
-¿Yo?- Dijo riendo -¿Por qué tendría que hacerlo? Es mi camerino.
-Sí, pero si no me interesa en lo absoluto tu concierto, menos verte sin ropa.
-¿Entonces a que viniste?- Dijo algo desconcertado.
-Por mi hermana y sus tontas amigas… Por favor ponte algo de ropa o al menos cúbrete… ¡eso!
-Por Dios- Rio un poco –Como si jamás hubieras visto uno.
-Eso no es de tu incumbencia.

Me puse realmente roja, eso no le importaba. Escuche que movía unas cosas y luego toco mis manos que seguían en mis ojos.

-Listo niña, ya me puse algo encima.
-Gracias- Me destape los ojos.

Lo mire bien, solo traía una tolla envuelta en la cintura, así pude ver sus brazos, su cuello y su pecho, en el cual yo si me podría recargar sin remordimiento alguno o tal vez algo más, salí del trance cuando mire sus ojos, se reía de mí.

-De verdad lo siento por entrar… no fue mi intensión encontrarte… así.
-Pensé que serias una fan que quisiera mi autógrafo.
-No gracias- Lo mire un momento -¿Así recibes a todas tus fans?
-No, solo las guapas… y tu si lo fueras seria unas de ellas.

Lo mire un momento y abrí la boca, no supe que decir en ese momento. El sonrió y se acercó lentamente a mí, su caminar era… era realmente sensual, muy seductor. Si hubiera sido hielo me habría convertido en agua. Tomo mi barbilla con su mano y paso su pulgar en mis labios, se acercó y cuando menos me espere empujo mi barbilla y cerro mi boca.

-Eso fue grosero- Dije malhumorada.
-Sí, pero te encanto- Me sonrió –Lo siento pero era el momento perfecto… si no te importa tengo que vestirme y a ti te incomoda verme desnudo.
-No es algo que quisiera ver… tengo mejores cosas…- Pensé por un momento – ¡Miriam!... Gracias por el espectáculo antes del concierto, pero mi hermana anda pérdida.

Iba a salir corriendo cuando escuche afuera unos gritos, Piero me tomo del brazo levemente y me hizo a señal de que esperara, se dio la vuelta y se quitó la toalla, lo cual me dejo ver más de lo hubiera deseado, y se puso una bata y ambos salimos. Varios guardias tenían a mi hermana y sus dos amigas de los hombros, al vernos ellas me decían que les pidiera que las soltara y luego se quedaron calladas, obviamente, mirando a Piero.

-¿Qué está pasando aquí?- Pregunto Piero a los guardias.
-Es que estas jovencitas se colaron a los vestidores- Me miro –Y ella con ellas.
-Ya suéltenos- Dijo mi hermana y la apretó del brazo el guardia –Hay, oye me dolió.
-¡Suelta a mi hermana ahora!- Dije enojada, la soltó y a las amigas de ella –No la vas a volver a lastimar, ¿me escuchaste?- Dije revisando el brazo de mi hermana que se tornó un poco morado.
-Señorita lo siento, pero solo hacemos nuestro trabajo.
-Si pero mira lo que le hiciste- Estaba muy enojada –Ya valiste.

Me iba a lanzar encima, pero Piero me sostuvo del brazo, me miro y luego a ellos.

-Por favor retírense...- Le dijo a los guardias -¿Están bien niñas?
-Sí, gracias Piero- Dijo mi hermana, realmente extasiada.
-¿Por qué se metieron aquí?
-Fue por culpa de Alex…
-¿De quién?- Pregunto Piero.
-Yo soy Alex- Dije con fastidio –Solo que no pude presentarme porque tu desnudes se cruzó en mi saludo.
-Yo no vi que te molestara tanto- Me respondió.
-Claro que me molesto- Dije enojada y luego reacciones -¿Por qué dices que es mi culpa Miriam?
-Porque tu querías la entrevista… la de tu escuela.
-Así… dudo que él quiera.
-No, claro para mi sería un horno- Me miro –Solo yo o los demás chicos también.
-Creo que sería mejor todos- Lo mire –Solo si tienes los pantalones puestos.
-Claro… pero pronto me rogaras porque no me los ponga- Me sonrió, claramente lo dijo en broma.
-Muchas gracias- Le sonreí -¿Cómo nos ponemos de acuerdo?
-Al final del concierto yo te busco bella.

Se despidió de todas y yo solo lo mire irse, entro a su camerino y pude ver que realmente era guapo, por un momento me quede pensando como seria pasar mis manos por su cabello, pero mi hermana y sus amigas me sacaron del pensamiento.

Caminamos y pasamos a lado los guardias con la cabeza en alto y sonrientes. Nos colocamos en nuestros asientos y esperamos a que el verdadero espectáculo comenzara, mi hermana y sus amigas estaban realmente emocionadas, juraría que se podrían desmayar y rece porque no pasara.

Comenzó y se escuchó gritos ensordecedores de varias… bueno de todas las fans, mi hermana y amigas incluidas. Mire detenidamente a cada uno, los tres tenían diferentes tipos de personalidades, más se complementaban en el escenarios.

Mire que Piero buscaba a alguien, hasta que se topó con mi mirada. Sonrió y siguió con su concierto, también yo sonreí y mi cuerpo se estremeció de pronto. Respire para tranquilizarme pero cada vez que él me mirada me volvía a estremecer; la sensación era tan familiar, como si ya lo hubiera sentido con él anteriormente.

El concierto pronto llego a su término, no negare que fue increíble, sus voces no tenían un igual. Me gustaba todo tipo de música, pero más el rock, y supe en ese momento que ahora ya tenía un nuevo grupo favorito y no exactamente de rock.

En cuanto termino el concierto yo quise irme, pero unos guardias nos detuvieron. Nos llevaron a la parte trasera del escenario y nos sentaron en una mesa, nos sirvieron algo de tomar y nos dijeron que cualquier cosa estaba a nuestra disposición. Paso bastante tiempo, más o menos como una hora.

-Creo que tendríamos que irnos- Les dije a las chicas.
-Claro que no- Dijo Miriam efusivamente –Si nos trajeron aquí no creo que sea para vernos la cara entre nosotras.
-No, pero ya tardaron demasiado- La mire –A lo mejor es un castigo de Piero por haberme metido a su camerino y verlo… pues sin ropa.
-¿Lo viste desnudo?- Preguntaron las tres gritando.
-Si, al parecer estaba calentando la voz… sin ropa.
-¡Dios!- Grito una de sus amigas –Di ¿Cómo está?
-¿Qué? No ustedes están muy pequeñas para saber…
-Claro que no… solo nos llevas un año- Dijo mi hermana –Si tienes más experiencia pero…
-Pero nada… no les diré nada- Las mire decepcionarse –Solo les diré que se ve mejor sin ropa que con ella puesta- Las cuatro nos emocionamos.
-Gracias por el cumplido Alex- Dijo detrás de mí.

Abrí los ojos y me levante de donde estaba sentada, los tres chicos estaba a mi espalda y reían de mí. Claramente me puse roja y comencé a tartamudear. Me calle y respire profundo.

-No es un cumplido… solo se nota que te la pasas en el gym- Dije sin importancia.
-Sí, con eso tonifico brazos, piernas y abdomen… pero hay partes que son naturales.
-¡Oye!- Lo mire enojada -¿Sabes que mi hermana y sus amigas son menores?
-Lo siento señoritas- Las miro –Pero ella saca lo peor de mi- Dijo riendo –Bueno Alex como me imagino que no los conoces te los presento, Gianluca e Ignazio, ella es la chica que se metió a mi camerino.
-Oye fue un error…- Dije como pequeña –Perdón, mucho gusto chicos, me imagino que Piero ya les comento algo.
-No realmente- Dijo Gianluca –Solo nos comentó que te metiste a su camerino por los guardias, solo eso.
-Bueno…- Mire a Piero y este sonreía –Lo que pasa es que para mi escuela me pidieron una entrevista; video, grabación, articulo y que el artista lo publicara en sus redes sociales.
-Suena realmente bien- Dijo Ignazio -¿Estudias algo de reportera?
-No realmente, lo que pasa es que me metí en problemas en una clase… yo estudio ingeniería mecánica.
-¿En serio?- Piero se interesó –Eso es genial… yo amo todo lo que tenga que ver con el automovilismo.
-Wow- Le sonreí –Deberías de ver mi auto, es hermosos es un Corvette ’86, esta modificado.
-Me encantaría…- Me sonrió y me perdí en su mirada.
-Amh, bueno- Deje de mirarlo -¿Cuándo podrían tener tiempo? Claro solo si aceptan.
-Chicos- Dijo Gianluca – ¿Dejaran a tan linda señorita con unas hermosas acompañantes, batallar?
-Claro que no- Sonrió Ignazio -¿Les parece mañana en nuestro hotel?    -Solo si no hay inconveniente- Dijo Piero –No quiero que piensen mal.
-Para nada- Sonreí –Después de todo lo que has bromeado esto es lo que menos me ofendería.
-Perfecto- Sonrió –Entonces dejen les consigo la dirección y mañana nos vemos haya.
-Perfecto, les agradezco chicos de verdad.
-Es un placer- Sonrió Gianluca –Y se nota que son unas personas muy lindas, lo que sea por ayudarlas.

Las amigas de mi hermana y mi hermana misma, estaban completamente perdida en aquellos hombres, las miraba y ellas solo sonreían y asentían. Reí un poco y los chicos vieron el porqué. Piero llego después de un tiempo con un pedazo de papel en las manos.

-Aquí tienes- Me sonrió –Espero que sepas llegar, yo la verdad no te podría explicar.
-Lo se tranquilo- Mire la dirección –Si no se cómo llegar lo pongo en el mapa de mi celular… gracias de verdad, solo me quedaban unos pocos días para terminar esto y no tenía nada.
-Lo que sea por alguien tan hermosa- Me sonrió.
-Yo… yo- Me quede nerviosa –Chicas será mejor irnos… nuevamente gracias, nos vemos a las 12.

Tome a las chicas y casi las avente afuera, ellas estaban emocionadas y después tristes porque ninguna le había pedido una foto a alguno de los chicos. Yo solo iba pensando en Piero y lo extraño que era, a veces tan lindo y cortes y después tan… tan excitante.

Las chicas se quedarían a dormir con mi hermana así que directamente nos fuimos a la casa, ellas aún se quedaron platicando y yo me fui directo a mi habitación para descansar, no quería hablar ni nada, solo descansar.

Me recosté en mi habitación mirando el techo y recordar cada facción de él, su cuello, sus brazos, su cabello, sus labios y su asombroso cuerpo desnudo… en ese momento me levante de golpe ¿Por qué estaba pensando en eso? Fui al baño y me moje la cara, si iba a pensar en él no tenía que ser lo que había visto en su camerino.

No negare que si nos ponemos a ver que fue mejor si el concierto o esos minutos ahí, creo que ambas partes quedarían en empate. Me refresque y volví a mi cama, quise dejar de pensar en él pero no podía, había algo que me hacía pensar y pensar en él. Como si ya lo hubiera conocido de antes, pero bueno lo veía todos los días con mi hermana… eso era normal ¿No?

jueves, 30 de junio de 2016

Capítulo 1……… Casualidades.

+Tiempo Actual – México+

Despertando por la mañana, una muy hermosa mañana. Lo único que la arruinaba era el ensordecedor sonido del celular que me avisaba que era hora de levantarme. Apague la alarma y mi mente dijo cinco minutos.

-Alexandra- Grito mi madre entrando por la puerta -¡Es hora! Levántate, tienes que ir a la escuela.
-¡Mamá!- Dije con flojera –No hoy no, estoy muy cansada.
-¿Quién te traía anoche en la fiesta?- Tiro de mis cobijas –Ya levántate.

La mire entre dormida y malhumorada, pero tenía razón yo había sido la que se había desvelado. Hice mi rutina matutina y me mire al espejo antes de bajar, me miraba cansada y mis ojera si se notaban debajo del maquillaje, pero lo divertido de anoche nadie me lo quitaba.

Baje a desayunar y después de comer algo rápido y despedirme de mis padres, mi hermana y yo nos fuimos directo a la escuela, mi hermana era menor que yo, solo un año. Ella estaba en último año de preparatoria y yo apenas en primero de ingeniería mecánica.

Íbamos en mi auto, un Corvette 1986, con esfuerzo lo había comprado y, claro está, con ayuda de mis padres. Estábamos en un pequeño embotellamiento y yo miraba hacia adelante mientras mi hermana jugaba en su celular.

-Alexandra- Dijo como si se le fuera la voz.
-¿Qué pasa Miriam?- Dije claramente asustada.
-Mira- Apunto con su dedo -¡Mira! No puedo creerlo- Grito emocionada.
-¡Dios! Miriam, me sacaste un susto- Mire el cartel –Pensé que algo importante… no ellos.
-¡Vendrán, no puedo creerlo, vendrán!- Grito, claramente ignorándome.
-¿Y qué?- Dije con cierto fastidio –Nadie los quiere más que tú.
-Eso no es cierto- Dijo enojada –Todos los que conoces a Il Volo se enamoran de ellos- Lo dijo haciendo un pequeño puchero.
-Te creo- Dije aun riendo –Pero a mí me tienes harta con ellos, todo el día y todos los días los pones.
-Y tú siempre pones tu música rock y yo no te digo nada.
-Pero no tanto como tú los pones a ellos.
-Ya no me digas nada… no podrás ponerme de malas- Dijo sonriendo –Tengo que ir a verlos, no puedo quedarme con los brazos cruzados.
-Si lo sé- Le puse la mano arriba de la cabeza, ya que yo era más alta que ella –Ahora vete a la escuela y recuerda que paso por ti más tarde.
-Claro que si- Me dio un beso en la mejilla –Adiós Alex.
-Adiós Miriam.

A pesar de ser tan diferentes siempre nos habíamos llevado muy bien, puesto que a pesar de estas diferencias siempre ambas nos íbamos a amar. Seguí mi camino al verla entrar por la puerta principal. Al llegar a mi universidad estacione mi auto y tome mi mochila de la parte trasera de mi auto.

Comencé a caminar por los jardines de mi universidad, de un momento a otro sentí como mis pies abandonaron el suelo al momento que alguien me levanto de la cintura, solté un pequeño grito, más de susto que de otra cosa.

-¡Miguel!- Grite aun en su hombro -¡Bájame!
-No- Se rio de mi -¿Te asuste belleza?- Pregunto bajándome lentamente.
-Claro que si- Me reí con él –Y estoy muy bien ¿Y tú?
-También, mejor ahora que te veo belleza.
-Eres un lindo- Le di un beso en la mejilla –Jamás encontrare un amigo como tu, Miguel.
-Esa es la idea.

Lo tome del brazo y comenzamos a caminar hacia los salones, entramos a las primeras horas, las cuales siempre son las más aburridas. Cuando me estaba durmiendo en la clase de investigación mi celular vibro en mi bolsillo, con mucho cuidado lo saque y mire que era un mensaje de mi hermana.

“Miriam xD: ¿Qué estás haciendo?
Alex :3: Estoy en clase… durmiendo en clase ¿y tú?
Miriam xD: Tienes que llevarme a comprar los boletos.
Alex :3: ¿Ya les pediste permiso a mis papás?
Miriam xD: ¡Dios! No aun no… ¿Crees que me digan que no?
Alex :3: No lo sé, pregúntales.”

-Señorita Bianci- Levante la mirada -¿Esta muy interesante su conversación?
-Mejor que su clase sí.

No me di cuenta que en ese momento no había pensado si no que había hablado. Fue cuando la cara de mi maestra se transformó que me di cuenta que había dicho lo que pensé.

-Si eso cree no sé qué está haciendo aquí.
-Tengo que pasa su materia- La mire –Si no créame que no estaría aquí.
-Es una muchachita insolente- Me miro con rabia –Tendrá que hacer un trabajo de investigación de una persona del medio del espectáculo, el cual tiene que traer entrevistas grabadas en audio y video, con fotos de la persona y que ella misma lo comparta en sus redes sociales.
-Pero eso es imposible.
-Si lo hace pasara mi materia- Me sonrió –Ahora retírese.

Me levante tomando mis cosas con toda tranquilidad, le sonreí y camine demasiado digna hacia la puerta.

-Por cierto, tiene solo dos semanas…

Solo asentí con la cabeza y salí enojada, mire a mi alrededor y fui a sentarme a una banca esperando. La mañana pasó rápidamente y ya había terminado la última clase y me encontraba caminando con Miguel.

-Oye te invito a un lugar- Me dijo de repente.
-Claro… ¿A dónde?
-A un concierto- Me miro –Más bien al “Hell and Heaven”
-¡Oh por dios!- Grite – ¿De verdad? ¿Al festival del rock?
-No conozco otro.

Lo abrace rápidamente y ambos comenzamos a saltar emocionados.

-Eres el mejor amigo del mundo- Le di un beso en la mejilla -¿Cómo conseguiste los boletos?
-Ya sabes como soy… así que terminando este semestre nos vamos a divertir de lo grande… entradas VIP.
-Eres el mejor.

Lo llene de besos en la mejilla y solo me sonrió. Después de que se me bajara la euforia mire mi reloj y vi la hora que era. Salí corriendo puesto que mi hermana ya había salido. Llegue, por suerte, a tiempo, ella platicaba con una de sus amigas al verme salió corriendo y se subió a mi auto.

-Hola hermanita- Dijo empalagosa.
-No te ayudare con nuestros padres- Le sonreí –Les dirás tú.
-Qué mala eres eh.
-Lo sé.

Llegamos y como de costumbre cada quien se fue a su habitación, comencé a hacer mi tarea como de costumbre, hable un poco con mis amigos de la computadora y me di un refrescante baño para relajarme.

Me puse algo cómodo cuando mi mama nos llamó para la cena, solo me desenrede el cabello y baje aun con el cabello goteando. Llegue al comedor y mi padre ya había llegado de su trabajo y mi madre estaba sirviendo la cena, me senté a lado de mi hermana, como de costumbre y salude a mi padre.

-¿Cómo les fue en la escuela?- Pregunto después de un tiempo.
-Bien, tuve un examen pesadísimo de química- Dijo Miriam.
-¿Y a ti Alexandra?
-Bien… me pelee con una maestra y me puso un trabajo muy grande…
-¿Por qué te peleaste?
-Dije algo que le molesto… ahora tengo que entrevistar a alguien y hacer video audios e incluso hacer que las comparta en sus redes sociales.
-Buenas suerte con eso hermana- Dijo burlándose Miriam.

La cena transcurrió entre risas y bromas, mi hermana preparo a mi padres como si fueran pavo; los marino, los baño y ya cuando estaban listos los metió al horno.

-Oigan- Dijo para llamar la atención –Les quería pedir permiso para ir a un concierto.
-¿A un concierto?- Pregunto mi papá -¿A dónde?
-Es a la Arena México, pero iré con mis amigas.
-No pueden ir solas- Me miro un momento y sonrió –Si te lleva tu hermana vas.
-¿Qué?- Casi lo grite – ¿Yo porque tengo que sufrir?
-No puedes dejar sola a tu hermana- Dijo con cierto sarcasmo.
-Oye yo iré al “Hell and Heaven” y no la voy a llevar.
-Si quieres permiso y dinero llévala- Dijo negociando.
-Son de lo peor- Pero lo pensé un momento -¿De cuánto estamos hablando?
-Lo que me pidas y necesites.
-Tanque lleno de mi carro y 5 mil para el día.
-Hecho.
-Listo hermanita yo las llevo- Mire a mis padres –Pero me llevare la camioneta, en mi carro no caben.
-Quien te quiere hermana- Dijo dándome un beso.
-Sí, si- La aleje y le di un beso –Me debes una enorme.

La cena termino y cada uno se fue a su habitación, mi hermana todo el camino me estuvo abrazando y diciéndome que me iba a amar el resto de mi vida, yo solo me reía de lo que decía.

Los días y transcurrieron rápido, se llegó el día esperado por mi hermana. Jamás pensé lo difícil que sería estarla aguantando ese día. Me levanto muy temprano para irnos a la escuela. Al llegar me encontré con Miguel.

-¡Dios! ¿Por qué tienes esa cara?
-Porque Miriam me levanto tempranísimo- Dijo con sueño.
-¿Y eso porque?
-La llevare a un concierto que es hoy… así que la emoción está a flor de piel- Lo pensé un momento –Bueno solo en ella.
-Vaya que estas muerta hermosa- Me paso el brazo por el hombro –Vamos por algo de toma.

Fuimos y yo tome un jugo de naranja, pues jamás me había gustado el café. Día transcurrió de lo normal, y pronto se acabó las clases, pase la mayoría pensando a quien le haría la entrevista que esa horrenda maestra me había puesto.

-¡Hey! ¡Alex!- Miguel me saco de mis pensamientos -¿En qué piensas?
-En la entrevista esa… no sé qué hacer.
-Y ese concierto al que vas… ¿Por qué no se lo haces al artista ese?
-Son tres y dudo mucho… son chicos muy jóvenes, probablemente ya se les subió los humos a la cabeza.
-Tienes muy mala suerte- Dijo burlándose de mí.

Quise matarlo con la mirada, pero solo le di un golpe pequeño. Me fui por mi hermana a su escuela y estaba con sus amigas grite y grite, estaban emocionadas y eso se les notaban. Al verme se despidió de ellas y salió corriendo a mi auto.

-Eres la mejor, Alexandra.
-Lo sé, lo sé- Le di un beso –Me debes una enorme.

Llegamos a la casa y ella corrió a arreglarse, yo solo me di un baño y me cambie de ropa. Me puse algo un poco formal, puesto que la música de ellos era como clásico y no sabía cómo se debía de ir vestido.

Termine rápidamente, mi hermana aún seguía arreglándose, baje y mi mare tenía la comida, me senté y me miro.

-¿Y tu hermana?
-No lo sé, sigue terminando de arreglar.
-Esa niña, se va a llevar el guardarropa entero.

Comenzamos a comer y después de un rato mi hermana bajo, traía unos lentes rojos y venia vestido demasiado informal.

-¿Y esos lentes?
-¿Y ese vestido formal?
-No sé cómo se viste para este tipo de conciertos- Me mire -¿Por qué los lentes?
-Es por mi amor- Dijo enamorada –Mi Piero hermoso.
-¿Piero?
-El guapísimo de lentes- Me enseño su disco –Este hermoso de lentes.
-Wow, si es guapo- Dije mirándolo.

Me quede un momento mirándolo, esos ojos y esos labios parecieran que ya los había visto, me perdí un momento viéndolo pero mi hermana me saco de eso.

-Es mío- Dijo riendo.
-Lo sé, a mí no me gusta.
-Si… tu corazón es de Miguel.
-¿Estás loca?- Me reí –Él es solo un muy buen amigo y él lo sabe.

Mi madre y Miriam se miraron y solo sonrieron. Terminamos de comer y fuimos por las amigas de mi hermana, juro que por un momento desee que me aventaran por la ventana, no paraban de cantar y escuchar la música de ellos. No lo voy a negar cantaban hermoso, pero creo que hasta yo me sabia todas las canciones de ellos de tanto escucharlas.

Llegamos a la arena y vi realmente estaba muy llena, había personas de todas las edades, mujeres y hombres, había de todo. Estacione la camioneta de mi madre en un estacionamiento privado, el cual quedaba cerca.

Jure que mi hermana había rejuvenecido como 10 años y la tenia de 7, puesto que apenas bajo de la camioneta quiso echarse a correr, la sostuve de la mano para que no lo hiciera. Las dos amigas de mi hermana, mi herma y yo caminamos tranquilamente, la gente estaba emocionada e iban de un lado a otro. Nos formamos en una fila donde daban acceso y comenzamos todos a entrar al lugar.

-¿Cómo vas con tu trabajo Alex?- Me pregunto mi hermana.
-¿El de la entrevista?- Ella asintió –Digamos que mal… no sé a quién hacerle la entrevista… Miguel me dijo que a lo mejor uno de tus artistas le gustaría.
-Es cierto- Dijo Estefanía –A lo mejor si quieren.
-Vamos a buscarlos a sus camerinos.

Antes de que pudiera detenerlas salieron corriendo, yo las seguí pero después de un tiempo les perdí el rastro. Por más que las buscaba no las encontraba ya me estaba desesperando. Me cuidaba de los guardias, pues nos sacarían de allí si nos llegaban a ver.

-¿Viste a donde se fueron?- Dijo alguien a mi espalda.
-Sí creo que se dirigieron hacia atrás del escenario- Tomo su intercomunicador –Cuatro chicas tres jóvenes y una de 20 años, buscarlas.

Se me helo la sangre y corrí, mire a mi derecha y había varias puertas, probé cada una a ver cuál de todas abría. Pero parecía que la suerte no estaba de mi lado, ninguna se abría. Cuando más pensé que estaba perdida la última puerta abrió, entre y la cerré detrás de mí. Escuche a los guardias buscándome y a las demás y por un momento respire profundo.

-Menos mal- Suspire.
-Disculpa…- Me asuste y me di la vuelta –Pero ¿Qué haces en mi camerino?

jueves, 16 de junio de 2016

Prologo.

+Año 1520+

Mire por la ventana, no nos era permitido salir afuera, puesto que la guerra era brutal, mi familia y yo éramos de las pocas familias de buena posición que quedaban aquí en Viena, puesto que la gran mayoría habían huido.

Odiaba quedarme en un solo lugar, así que me quite el enorme vestido y me puse uno de mi criada, me puse mi capa y salí por la puerta trasera de la hacienda, mire a los lados y corrí lo más rápido que pude, sabía que si me atrapaban me regañarían, así que esperaba volver pronto y antes de que se dieran cuenta de mi ausencia.

Respire el aire fresco, mire las vitrinas y sonreí recordando aquellos días donde aún no había estallado la guerra. Cuando todos podíamos salir y disfrutar de lo bello que era, mas solo era una ilusión en este momento, ahora todos estaban en sus casas y muchos estaban ya lejos de aquí.

No me di cuenta del tiempo que paso, tanto que oscureció y yo aún no volvía a la hacienda. Había toque de queda y si un soldado me encontraba de seguro me mataría. Corrí por las calles y esperaba no encontrarme con ningún soldado.

Mire la hacienda a lo lejos y en eso sentí que me tomaron fuertemente del brazo, solté un pequeño grito y quise liberarme pero fue inútil, lo que tanto temía me había pasado.

-¿A dónde vas?- Dijo uno de los dos soldados que me atraparon.
-Voy a la hacienda Bianci- Mire hacia abajo como lo hacía la servidumbre –Es donde sirvo.
-¿Qué haces tan noche afuera?- Me grito fuertemente.
-Lo siento, me perdí…
-No hay escusa- Me aventó contra el suelo –Barone, acaba con esto.

Mire al otro soldado, me tomo del brazo y me levanto con gran facilidad, lo mire a los ojos y vi que tenía unas gafas, las que hacían que sus ojos se miraran enormes. Me miro un momento y hablo.

-Reúnete con los demás- Dijo sin dejar de mirarme –Yo voy cuando acabe con esto.

El otro soldado se fue sin siquiera decir una palabra, el soldado que al parecer se apellidaba Barone comenzó a caminar jalándome del brazo y me puso en un árbol mirándolo.

-Enséñame tus manos- Lo mire raro –Hazlo- Lo hice y sonrió –Vete de aquí, no quiero que vuelvas a quedarte afuera hasta tan tarde.

Lo mire sin entender, su mandato era matar a todo el que estuviera fuera de su vivienda.

-¿Por qué me libera?- Pregunte agradecida.
-Porque jamás me atrevería a lastimar a una dama tan hermosa- Me sonroje –Y porque claramente no eres una criada y los Bianci son muy buenos amigos míos. Vete y no te metas en problemas.
-Gracias- Hice una reverencia –Le debo la vida.
-Espero que algún día me la pague condesa- Me tomo de la mano y la beso –Fue un placer verla.

Su sonrisa me erizo la piel, le devolví la sonrisa y corrí directo a la hacienda, entre por la puerta trasera y corrí a mi habitación, vi que mi mucama me había dejado mi vestido para la cena, así que me dispuse a vestirme y en eso ella entro corriendo.

-Señorita Alexandra- Dijo agitada –La hemos estado buscando… nos tenía a todos preocupados ¿Dónde estaba?
-Tranquila Donna- Le sonreí –Solo paseaba por los jardines, mejor ayúdame a vestirme.

La cena transcurrió de lo más tranquilo, mas en mi cabeza solo estaba aquella sonrisa y esos ojos que me habían liberado y salvado de aquella situación. Me dormí pensando en él y desperté al siguiente día aun pensando en él.

Barone, ese apellido me era familiar, era de una familia muy bien acomodada, mas no de militares. Esta noche se daría una cena en nuestra hacienda, sería la despedida ya que nos iríamos en dos días a España.

Teníamos que alejarnos de esta guerra y lo mejor sería que fuera lo antes posible, odiaba estar encerrada y salir con miedo. Donna me ayudaba a peinarme y arreglarme ya que yo odiaba hacerlo, me puso el vestido rojo con negro el cual me hacía ver más pálida de lo normal, pellizque un poco mis mejillas y sonreí al verme al espejo.

Baje a las escaleras y mire a mi padre, Francesco Bianci, el cual estaba con uno de sus amigos, giro su vista a la escalera y me miro sonriendo. Su amigo me miro y sonrió con él.

-Vaya Francesco- Dijo –Tu hija sí que es hermosa, no mentiste al decir lo bella que era- Tomo mi mano –Arman Barone- Beso mi mano –A sus pies condesa.

Sonreí pero al escuchar su apellido palidecí un poco, hice una pequeña reverencia.

-Alexandra Bianci, un gusto…
-Tienes que conocer a mi hijo- Miro a un lado –Mira allí viene.

Mire  a donde estaba mirando él para encontrarme un unos ojos que antes me habían liberado, sonrió al verme y yo me quede con la boca abierta.

-Condesa Bianci le presento a Piero Barone mi hijo.
-Condesa- Tomo mi mano y la beso mirándome por arriba de sus gafas –Es un gusto conocerla y un placer verla. Es usted muy bella.
-Gracias- Sonreí –Usted es muy bien parecido.

La música comenzó a sonar y varias parejas comenzaron a bailar su compás, yo quise salir corriendo pero Piero me tomo de la mano delicadamente.

-¿Me concede esta pieza?

Solo asentí y el tomo mi mano llevándome al centro del salón, me tomo de la cintura acercándome a él y yo subí mi mano a su hombro. Mientras bailamos lo mire bien; su cara, sus labios… él en si era un poema andando. Sonrió al ver que no me era indiferente y me apretó más a él, a lo que yo me sonroje. Era alto mucho más que yo, me saca cerca de una cabeza y media, así que yo lo miraba siempre con la cabeza en alto.

-¿Me podría decir que hacia la condesa, hija del mejor amigo de mi padre, afuera a altas horas de la noche?- Dijo después de un tiempo.
-Odio estar encerrada en este lugar- Me dio la vuelta –No le diga a mis padres, me matarían.
-Creo que eso a usted no le importa… puesto que ayer estuvo a punto de morir.
-No era mi plan morir anoche. Solo que calcule mal el tiempo.
-No lo vuelva a hacer- Me miro a los ojos y note que brillaron –No todos los militares son tan benévolos como yo…
-Eso me lo imagino… lo cual le agradezco y espero un día pagarle.
-Salvar a una dama tan bella no necesita paga… con solo verla es suficiente.

Sonreí apenada, a lo lejos mire a mis padres con los padres de Piero, los cuales nos miraban sonrientes, deduje lo que se imaginaban así que mire a Piero.

-Creo que debemos buscar un mejor lugar para platicar.

Lo tome por el codo y salimos ambos a la terraza, la noche era fresca y demasiado estrellada.

-¿Por qué decidió salir?- Me pregunto.
-Porque sus padres y los míos nos miraban demasiado.
-Me imagino el porqué.
-No le entiendo.
-Me están buscando una razón para irme- Lo mire sin entender –Mis padres se irán con los de usted en dos días…
-¿Usted se quedara?
-Así es… luchare en la guerra.

Mi corazón por un momento se partió y no supe el porqué, lo mire y quise llorar. Sus ojos me miraron con nostalgia y por un momento tuve el arrebato de lanzarme en sus brazos y besar sus labios, mas me detuve puesto que apenas lo conocía.

-Es valiente de su parte…- Me miro con desilusión –Espero que recapacite.
-¿Por qué? Apenas me conoce… ¿Qué tanto le puedo importar?
-Apenas lo conozco pero se ve que usted no es mala persona… sería una gran pérdida si usted muriera- Me sonrió y yo a él –Entonces ¿No ha encontrado la razón?
-No del todo… puesto que la acabo de conocer.

Sonreímos y caminamos, de vez en cuando lo miraba al hablar, sus rasgos eran realmente exquisitos. En un momento de distracción mía, tropecé con una loza suelta pero antes de caer Piero me sostuvo en sus brazos.

-Tenga más cuidado condesa- Me miro –No puede lastimarse… algo tan hermoso como usted.

Me tenía colgando en sus brazos, con una de sus manos comenzó a pasear sus dedos sobre mis labios. Cerré los ojos ante su tacto y por un momento dejo de hacerlo para cubrir mis labios con los suyos. Eran cálidos, suaves y frescos, sabían a menta y algo con alcohol. Me levanto mientras seguía besándome, nos separamos un momento.

-¿Qué está haciendo?- Pregunte extasiada e incrédula.
-Yo… yo no sé.

Volvió a besarme y esta vez me levanto sentándome en el barandal del balcón, acerco sus manos en mi cintura y me apretó contra él mientras subía sus manos por la cintilla de mi corsé. En un momento me volvió la conciencia a la cabeza y lo aventé.

-No lo vuelva a hacer- Lo dije y ni yo misma lo creí.

Baje del barandal y salí corriendo, entre corriendo y subí las escaleras pero a la mitad mi madre me detuvo.

-Alexandra- La mire -¿Dónde dejaste al duque Barone?
-Oh… él prefirió seguir tomando aire. Yo no me siento bien.
-No te puedes ir, la cena ya está lista.

En ese momento entro Piero algo agitado y nos miró, sonrió y se acercó.

-Qué bueno que llega duque… la cena está servida.
-Oh muchas gracias- Hizo un ademan –Después de ustedes bellas damas.

Comenzamos a caminar pero me tomo del brazo delicadamente y me sonrió con cierta picardía.

-Puede pedirme que no lo vuelva a hacer- Me sonrió –Pero lo disfrutaste igual o más que yo Alexandra…- Se acercó rosándome los labios con el pulgar –Lo volveré a hacer y no querrás alejarme…

Me hizo tomarlo del brazo y entramos al comedor, me ayudo con la silla y después se sentó a mi lado. La noche paso rápidamente y los Barone abandonaron nuestra casa.

Me fui a mi habitación, pensando en sus labios y deseando probarlos nuevamente. Me dormí pensado en sus labios y su lengua jugando con la mía. Soñé una y otra vez besándolo y llegando a más que me avergonzó apenas desperté.

Los criados había guardado lo importante y algunos muebles los íbamos a dejar aquí así que les pusieron sabanas encima. Mire al hacienda y la extrañaría demasiado, pero será necesario.

-Señorita Alexandra- Dijo Donna –El duque Barone está aquí.
-Gracias, voy enseguida.

Me relaje antes de entrar al recibidor, el miraba una pintura mía y yo pase relajada.

-Buenos días duque- Hice una reverencia -¿A qué debo su visita?
-Necesitamos hablar.
-No entiendo de que duque…
-Sabes de que Alexandra- Lo mire con recelo –Disculpa mi audacia… pero después de ayer se me hace una hipocresía hablarte de usted… ¿No lo crees?
-Bueno… tienes razón Piero… ¿Qué necesitas?- Dije un poco más relajada.
-Quiero saber… saber que sentiste… ¿Qué sentiste cuando me besaste Alexandra?
-Para qué quieres saber eso… no es de tu incumbencia- Dije algo nerviosa.
-Necesito saberlo- Se acercó a mí –Quiero saber si sentiste lo mismo que yo.
-¿Y tú que sentiste?- Pregunte viendo sus labios y después lo mire a los ojos.
-No-  Rio y me miro –Yo te pregunte primero condesa.
-Yo… yo no sé lo que sentí- Dije nerviosa –Eso fue nuevo para mí… yo…

Y antes de seguir hablando me tomo de rostro y volvió a besar mis labios lento, dulce. Acaricio con sus pulgares mis mejillas y yo puse mis manos en sus hombros acercándome más a él. Al separarse suspiramos y lo mire a los ojos y él me sonrió.

-Eso era lo que quería saber- Dijo claramente feliz.
-Es injusto esto- Lo mire enojada –Tú te quedaras y yo no me iré pensando que puedes morir en la guerra.
-Espera- Me cayó con un beso –Eres lo que espere mis veinte años…  nos veremos mañana en el barco.
-De… ¿De verdad?- Pregunte algo feliz pero más nerviosa.
-Sí, tu eres lo que no sentí con nadie más- Tomo mi mano y la beso –Condesa espero verla mañana.
-¿No que era una hipocresía hablarnos de usted?
-Si pero la educación nunca la pierdo ante una dama tan bella como usted- Me beso los labios levemente –Adiós Alexandra.

Se fue y yo me quede parada en el recibidor, mire a un lado y Donna se había quedado con varias toallas en las manos y la boca abierta, al ver que la miraba bajo la mirada apenada y salió corriendo.

El día transcurrió de lo más normal. La cena llego rápidamente y todos estábamos cenando de lo más normal.

-Alexandra- Llamo mi atención mi madre –Donna me dijo que el duque Barone vino.
-Así es vino a visitarme- Dije con gran indiferencia.
-Solo espero que él vaya con nosotros- Dijo viéndome –Seria un muy buen partido… o no lo crees.
-Sí, es lindo- Dijo con más emoción de lo que quería –Pero esperemos a mañana.

En un momento se escuchó que golpeaban la puerta con mucha fuerza, todos nos levantamos de la mesa y en cuando Donna abrió Piero entro corriendo y algo agitado. Venia vestido con su uniforme de militar.

-Tienen que salir de aquí.
-¿Qué pasa?- Pregunte acercándome a él.
-Tienen que huir, la guerra ya inicio, viene un pelotón dispuesto a destruir todas las haciendas.
-Dios mío ¿y Arman?- Pregunto mi padre.
-Él y mi madre van directo al barco- Me miro –Yo vine a llevarlos a ustedes.

Todos salimos corriendo, a los criados dimos órdenes de que escaparan y no se detuvieran, puesto que nosotros haríamos lo mismo. Salimos por la puerta trasera y corrimos a un pequeño bosque que había detrás de nuestra hacienda.

De un momento a otro se hicieron presentes gritos y con ellos detonaciones de rifles.

-No mires atrás Alexandra- Dijo Piero al ver mi miedo.

Mis padres iban un poco más adelante y Piero se quedó disparando detrás de mí, gritándome que siguiera corriendo, de un momento a otro escuche un grito de él. Me detuve y mi que de su espalda sobresalía una mancha que se hacía cada vez más grande.

-¡Piero!

Grite y salí corriendo y escuche a mi madre gritar mi nombre, pero no me detuve, corrí y caí de rodillas llorando cuando llegue hasta donde estaba, tenía un impacto de bala del pecho hasta la espalda y por enfrente la mancha era más grande.

-No, por favor- Dije llorando –No puedes enamorarme y después dejarme sola.
-¿Así que te enamore?- Dijo sonriendo, pero se miraba con mucho dolor.
-Sí, me enamoraste- Le di un beso –No puedes dejarme ahora… te amo.
-Yo también Alexandra- Me miro –Vete vendrán por ti.
-No te dejare- Llore más fuerte –Tú me salvaste la vida y no te dejare morir aquí, no solo.

Levante la mirada y mire que venían los militares. Al verme, uno de ellos me apunto de lejos y tiro del gatillo, Piero grito fuertemente y yo sentí como algo entro directo en mi pecho, me lleve las manos allí y mire la sangre que comenzaba a salir. Escuche un grito de mi madre, al mirar atrás pude ver a mi padre que arrastraba a mi madre lejos. Los mire a los ojos y con una sola mirada les pedí que se fueran y ambos lo hicieron, con lágrimas en los ojos y despidiéndose con dolor.

Mi cuerpo no resistió más me caí a lado de Piero y lo mire, sus ojos pronto se quedarían sin luz, al igual que los míos. Pronto acabaría el dolor y ardor de la pólvora en mi sistema. Pero solo le rogaba a dios que me diera la oportunidad de volverme a encontrar con él.

Vi como sus ojos dejaron de mirarme, perdiendo su luz y los míos supieron que ya no aguantaría más.

-Dios… por favor, déjame volver a verlo y tener una vida a su lado.

Y sin más un suspiro salió de mis labios arrancando el alma de mi cuerpo y liberándome del dolor.